Jóvenes sobre seguridad y peñas
.
.
.
–
Nos encanta tener un sitio donde reunirnos pero la peña está hecha un asco; no hay baño, los cables cuelgan por todo los lados, cada vez hay mas trastos, nadie limpia… algún día vamos a tener un problema.
¡¡¡Deberíamos hacer algo!!!
La peña es un espacio de ocio, pero es un espacio de todos. Reflexiona sobre esta responsabilidad.
Los locales han de tener unas condiciones mínimas de habitabilidad, seguridad e higiene.
Es importante acordar entre los miembros de la peña unas normas de convivencia, aquello que no se puede hacer en el local: fumar, cocinar, acumular materiales inflamables, productos pirotécnicos, etc
Me gusta divertirme con mis amistades en la peña y durante las fiestas, pero se abusa del alcohol, se cuelgan con los porros,… se pasan… y… se comportan como patanes: orinan en la calle, dan patadas a las papeleras, rompen las botellas en el suelo, provocan a la gente,… El vecindario se queja,… y con razón.
¡¡¡ Tenemos que hacer algo!!!
La fiesta y la diversión no deben ir en contra del descanso de otras personas (música, gritos,…)
Puede que tengamos que decir a nuestros colegas que su conducta no nos gusta, que no hace gracia, que se están pasando. Pasarse con el alcohol y con otras drogas no resulta divertido.
El uso y abuso del alcohol y/o otras drogas tiene importantes riesgos: accidentes, peleas, intoxicaciones etílicas, relaciones sexuales no deseadas, prácticas sexuales de riesgo, etc.
Hola a todos y todas:
Éste es un folleto que os lanza una serie de preguntas y reflexiones. ¿Vuestra peña es el espacio de relación que realmente queréis o hay algo que os gustaría cambiar y mejorar?
«LAS PEÑAS» son lugares para reunirse. Son una alternativa a la calle y a los bares. Un grupo de amigos/as, sobre todo en fiestas, decide buscar un local y habilitarlo como lugar de reunión, de relación, de diversión, para ligar… Hasta aquí todo suena muy bien. Reunirse, relacionarse, divertirse, ligar… eso es exactamente lo que la juventud debe hacer y hace en su tiempo de ocio. El problema se plantea cuando «la peña», como espacio, se convierte en algo contrario a los fines para los que se crea. Entonces deja de ser ese lugar de encuentro donde estar a gusto con las amistades y pasa a ser otras muchas cosas:
Puede llegar a ser un micromundo aislado del resto del municipio, del resto de la fiesta.
Un entorno poco saludable en el que beber y/o consumir otras drogas es la principal forma de diversión.
Un «territorio sin ley» en el que, aprovechando la fiesta, se inician en el consumo de alcohol adolescentes de 12-13 años, cuando todos sabemos que el consumo de alcohol esta prohibido para menores de 18 años.
Puede ser un lugar de «pocos amigos» en el que la presión del grupo y la obligación de hacer lo que «todos hacen» limite nuestra capacidad de elegir.
Un «lugar de todos cuidado por nadie» donde se acumula basura con la que seguro nadie quiere convivir.
Un «foco de problemas» de convivencia con el vecindario del entorno que en ocasiones soportan ruidos, suciedad y malos rollos.
Seguro que ésta no es la peña que imaginábamos.
«La peña» es algo más que un local, garaje o nave. Son las personas que la integran.
Los chicos y chicas que buscan el espacio grupal que necesitan. Y a eso se le llama autoorganización. Está muy bien la autoorganización porque supone un ejercicio de madurez colectiva, pero te proponemos ir más allá: la autogestión.
La autogestión significa participar de las decisiones. La autogestión requiere compromiso, son los propios chicos y chicas los que gestionan su espacio: se trabaja para asegurar la amistad y el respeto a cada miembro del grupo y se establecen normas de convivencia necesarias para mantener el espacio saludable, limpio y seguro.
Si la pones en marcha te darás cuenta de que la autogestión aporta muchas ventajas:
Te puedes reír sin tener que beber y/o consumir otras drogas para forzar la risa.
Puedes respetar a tus amigos/as y sentir su respeto.
Te puedes sentar donde quieras sin tener que tirar el pantalón al llegar a casa.
Puedes sentir que cuidas de las demás personas y sentirte cuidado o cuidada.
Con tu grupo puedes hacerte oír en las fiestas y en tu municipio. A todas las personas nos encanta que nos escuchen.
Puedes hacer la limpieza porque te da la gana y no porque lo manda tu madre o tu padre.
Con suerte, puedes aprender bricolaje, electricidad, fontanería… y hasta decoración de interiores.
Puedes saludar a tus vecinos/as con una sonrisa y ¡recibir la misma respuesta!
Puedes pensar. Si piensas seguro que encuentras otras muchas más ventajas.
Algunos amigos y amigas de mi peña beben sin control, sólo piensan en pasarse, sin valorar los riesgos.
A veces ni siquiera me divierto.¡¡¡Hay que hacer algo!!!
No hay amistad si no hay libertad. Si te presionan, no son tus amigos, no son tus amigas.
Si no recuerdas lo que hiciste, ¿cómo sabes que lo pasaste bien? Puedes llegar a ser el «payaso»o la «payasa» de la fiesta.
Si vas a beber o consumir drogas, entérate de lo que haces. Cuanto más sepas menos riesgos corres, son las drogas las que te consumen.
Recuerda que la venta, suministro y consumo de alcohol están prohibidos para menores de 18 años.
Las fiestas eran más divertidas cuando la gente entraba en la peña. Cuando programábamos actividades para nosotros, permitíamos que las amistades de fuera se apuntaran y participábamos activamente en las que se organizaban en el pueblo. ¡¡¡Debemos y tenemos que hacer algo!!!
La fiesta está en las calles y plazas del pueblo. Gana espacios.
Encerrarnos en la peña limita nuestra participación en la actividad comunitaria.
Hay que abrir puertas y buscar alternativas para compartir el ocio con más gente.
La peña es nuestro pequeño espacio de autogestión, de punto de reunión. Sería estupendo organizar actividades deportivas, culturales, de naturaleza, etc., con continuidad a lo largo del año.
¡Atrévete a no hacer siempre lo mismo!
.
.
.
.
.